Situada en un acantilado y a tan
solo 20 km de la capital Túnez, Sidi Bou Said es una gran ventana al Mar Mediterráneo.
Su origen se remonta a una
pequeña aldea llamada Jabal el- Menar. En esta pequeña localidad se fue a
establecer a finales del siglo XII el religioso Abou Said ibn Khalef ibn Yahia
Ettamini el Beiji quien construyó un santuario en la localidad. Cuando este
religioso murió en 1231, fue enterrado allí convirtiéndose el mausoleo del
santo sufí en lugar de peregrinación, lo que provocó que la ciudad cambiara el
nombre por la del santo.
En el siglo XVIII se
establecieron en la ciudad los gobernadores turcos y ya en el siglo XIX los ricos
burgueses que provenían de la capital. Fueron estos los que construyeron sus
palacios y carreteras, dándole la fisonomía actual a la ciudad. Una ciudad
construida en la cima de una montaña, con sus calles laberínticas, empinadas y
llenas de flores, y con millones de rincones para perderse.
También, a partir de finales del
siglo XIX, Sidi Bou Said se convirtió en una ciudad bohemia que atraía a
pintores y escritores tales como: Colette; Simone de Beauvoir; André Gide;
Henri Matisse; Michael Foucault; Gustave-Henri Jossot; August Macke y Paul Klee.
A principios del siglo XX Rodolphe
d´Erlanger, de origen burgués, pintor y musicólogo especializado en música árabe,
estableció su residencia en Sidi Bou Said, construyéndose el Palacio Ennejma Ezzhara (Estrella de Venus). Fue
el Barón d´Erlanger quien en 1920 dictó una ley por la que todas las casas de
la ciudad tenían que estar pintadas de blanco, y las puertas y las ventanas de
azul.
La ciudad también es famosa por
su té de menta dulce con piñones. Se puede degustar en varios cafés, destacando
el “Café des Nattes” y el “Café Sidi
Chebaane” (Café de las Delicias). Este último permite saborear el té
disfrutando de unas maravillosas vistas del Mar Mediterráneo.
Cómo llegar: TGM “Metro Azul” desde
Túnez (35 minutos)
Precio: GratisQUIZÁS TE INTERESE:
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